1/3/09

Re..encuentro!!!

Es cierto...te había dejado en el olvido...una de las creaciones que he dedicado más tiempo..quizás necesita el momento oportuno para escribir, donde las palabras fluyeran y no me quedara por segundos minutos y hasta horas mirando el PC haber si surgía algo, esperar que mis neuronas quisieran hacer sinapsis, ha transcurrido bastante tiempo desde las últimas publicaciones, es más estamos en un nuevo año y ya pronto lista y preparada para un último año de universidad. Expresar, es la palabra clave que hoy me tiene aquí sentada y escribiendo, expresar tantas cosas hablar de mí, tal vez, de la vida me agrada mucho más, mezclar ambas, creo que me encanta

Último año de Universidad

¿Cómo es que nos sentimos frente a eso?

¿Cómo me siento yo frente a eso ?

¿Estoy preparada?
¿Estas tú preparado?

¿Será la misma sociedad que yo conozco la que me espera?

¿Tendré trabajo ?

Prodría seguir con varias preguntas más,pero hoy más vale reglexionar respecto al tema que llenar mi cabecita de más y más preguntas, lo raro es que cuando egrese de cuarto medio veía tan lejana de posibilidad de ser profesional, cuatro años se veían eternos, solia imaginarme a una mujer de tacones y tenidas formales, cosas de apariencia que cuando se es más pequiñita uno se las pregunta, hoy han cambiado totalmente el enfoque de esas preguntas y lo cierto es que nada de esas cosas aún sucede sigo usando zapatillas, jeans y polera. Sin embargo importa los conocimiento que he adquirido, si estoy preparada o no, creo que me lo dira el tiempo y la experiencia que cada día vaya cultivando, lo relavante para mi es, que hoy puedo reflexionar sobre el pasado, mirar el presente y trabajar cada día por que el futuro sea mucho mejor. La clave perfecta para sentirse sin miedo a lo que viene es que sin importar la carrera que hayas elegido, lo hayas hecho pensado en que sería lo que harias toda tu vida, por lo tanto si te gusta lo que haces, si te gusta despertar cada mañana para aplicar lo que aprendes cada día, si te gusta saber más por solo placer, si logras sentir la emoción que yo siento por estar a pasos de ser un profesional, entonces te Felicito, por que el miedo, los nervios, pasarán y si estas prepad@.

A tientas busque y te encontre, mis ojos estaban vendados y aún así podía verte, no tenias aroma, pero yo aún así sentia tu olor, intente oirte y estabas con un suave palpitar, han querido explicarte hasta los más sabios pero tu, solo puedes sentirte, es la pasión, es la sensación, es el amor, si es la vocación.

3/12/08

::::*Un Final Feliz::::

Hoy se términa una nueva experiencia, es provechoso poder mirar atrás y saber que en poco tiempo logramos adquirir nuevos conocimientos...el reflejo de ello es este blog....que poco a poco comenzó a despertar la curiosidad en mí.
Hoy se cierra un semestre y espero que el próximo, pueda acompañarnos en este gran desafío que hemos emprendido....estamos ha pasos de disfrutar de nuestro futuro como profesionales, y es muy gratificante que mestros como usted haya sido participe de este hermoso proceso....Hasta pronto y espero verlo el otro año


Hay dos tipos de educación, la que te enseña a ganarte la vida y la que te enseña a vivir.
Antony de Melo

Pd: y si no me saco el 70 bajo este artículo........jajaja

*_Sobre la Lectura_*

•Preguntas abiertas: Pueden formularse en forma oral o escrita, en los tres niveles de la comprensión lectora (explícito, implícito o inferencial y valorativo)
•Completación: Consiste en dar oraciones incompletas sobre el contenido de un trozo.
Verdadero o Falso: Este tipo de preguntas sirve para evaluar algunos tipos muy específicos de formación textual.
Selección Múltiple: Dentro de las respuestas objetivas, la de selección múltiple es la más adecuada para medir la capacidad de interpretar, analizar y evaluar
Expresiones creadoras: Es recomendable para niños pequeños que se inician en la comprensión de lectura, ya que ellos se centran en el dibujo, modelado, dramatizaciones, como una forma de expresar lo comprendido.
Ordenación secuencial: Consiste en entregar acciones sucedidas en el trozo en forma desordenada, el alumno debe ordenar estas acciones de acuerdo a como suceden

material facilitado por el profesor Roberto Castro

_*Estrategias de Lectura*_

Antes de la lectura
La técnica C-O-A ha sido desarrollada por Ogle (1986) para activar el conocimiento previo de los estudiantes y ayudarles a determinar sus propósitos frente a los textos .
Paso C : ¿Qué sé o conozco sobre el tema?:
Seleccione un aspecto relacionado específicamente con las ideas principales y los conceptos claves del material que leerán los alumnos y estimúlelos a comentario realizando una lluvia de ideas en relación al tópico, teniendo en mente la necesidad de activación y desarrollo de sus conocimientos previos.
Paso Q: ¿Qué quiero aprender?
Este paso es una consecuencia del anterior, A medida que los estudiantes comparten sus ideas, irán surgiendo áreas de incertidumbre o carencia de conocimientos.
Paso A: lo que he aprendido.
Invite a los estudiantes a escribir las respuestas a sus preguntas después de finalizar su lectura, observando qué preguntas no fueron respondidas a través de la lectura del texto o si ellos tienen preguntas adicionales.

Durante la Lectura
  • Inferencias y predicciones
  • Preguntas sobre lo leído
  • Preguntas orientadas hacia la estructura de la narración
  • Relación entre oraciones
  • Comprensión de las claves explícitas
  • Imágenes mentales y respuestas afectivas
  • Identificar la información importante o la ideas principales
  • Discusión sobre ideas principales
  • Monitoreo de la lectura y control de errores de comprensión
  • Tomar notas
  • Guías de estudio

Después de la Lectura

Las estrategias de procesamiento de la informa­ción después de leer un texto son válidas para recapitular el contenido, resumirlo, recordarlo, apreciarlo y ampliar los conocimientos del lector, incorporando los aportes del texto.

  • Recuerdo o paráfrasis
  • Organizadores gráficos
  • Esquemas
  • Resumen
  • Lectura crítica

*_*La Importancia de la Lectura*_*

He intentado por medio de este blog...mostrar un poco las cosas que le dan sentido a mi vida...como decia Nietzsche Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos"....creo que la vida se trata de ello....para mi un sentido, un "porqué" ....es la magia que tiene el leer y como a través de está poder recorrer mundos...y volar hacia los aprendizajes.
La lectura proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad, es fuente de recreación y de gozo.La lectura constituye un vehículo para el aprendizaje, para el desarrollo de la inteligencia, para la adquisición de cultura y para la educación de la voluntad. Por medio de la lectura se pueden satisfacer diferentes necesidades para leer y y escribir textos con diferentes propósitos.

  • Leer para obtener una información precisa
  • Leer para seguir instrucciones
  • Leer para obtener una información de carácter general
  • Leer para aprender
  • Leer para revisar un escrito propio
  • Leer por placer
  • Leer para comunicar un texto a un auditorio

2/12/08

*_Texto Octavo Básico_*

Nos han dado la tierra
Autro: Juan Rulfo
Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.
Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.
Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.
Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice:-Son como las cuatro de la tarde.
Ese alguien es Melitón. Junto con él, vamos Faustino, Esteban y yo. Somos cuatro. Yo los cuento: dos adelante, otros dos atrás. Miro más atrás y no veo a nadie. Entonces me digo: "Somos cuatro". Hace rato, como a eso de las once, éramos veintitantos, pero puñito a puñito se han ido desperdigando hasta quedar nada más que este nudo que somos nosotros.
Faustino dice:-Puede que llueva.
Todos levantamos la cara y miramos una nube negra y pesada que pasa por encima de nuestras cabezas. Y pensamos: "Puede que sí".
No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno platicaría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le resecan a uno en la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por platicar.
Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola. Nosotros esperamos a que sigan cayendo más y las buscamos con los ojos. Pero no hay ninguna más. No llueve. Ahora si se mira el cielo se ve a la nube aguacera corriéndose muy lejos, a toda prisa. El viento que viene del pueblo se le arrima empujándola contra las sombras azules de los cerros. Y a la gota caída por equivocación se la come la tierra y la desaparece en su sed.
¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?
Hemos vuelto a caminar. Nos habíamos detenido para ver llover. No llovió. Ahora volvemos a caminar. Y a mí se me ocurre que hemos caminado más de lo que llevamos andado. Se me ocurre eso. De haber llovido quizá se me ocurrieran otras cosas. Con todo, yo sé que desde que yo era muchacho, no vi llover nunca sobre el llano, lo que se llama llover.
No, el llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser unos cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada.
Y por aquí vamos nosotros. Los cuatro a pie. Antes andábamos a caballo y traíamos terciada una carabina. Ahora no traemos ni siquiera la carabina.
Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por acá resulta peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, viéndolo a toda hora con "la 30" amarrada a las correas. Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también nos quitaron los caballos junto con la carabina.
Vuelvo hacia todos lados y miro el llano. Tanta y tamaña tierra para nada. Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga. Sólo unas cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí, ¿qué haremos para enfriarnos del sol, eh? Porque a nosotros nos dieron esta costra de tapetate para que la sembráramos.
Nos dijeron:-Del pueblo para acá es de ustedes.
Nosotros preguntamos:-¿El Llano?- Sí, el llano. Todo el Llano Grande.
Nosotros paramos la jeta para decir que el llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama Llano.
Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no venía a conversar con nosotros. Nos puso los papeles en la mano y nos dijo:-No se vayan a asustar por tener tanto terreno para ustedes solos.-Es que el llano, señor delegado...-Son miles y miles de yuntas.-Pero no hay agua. Ni siquiera para hacer un buche hay agua.
-¿Y el temporal? Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de riego. En cuanto allí llueva, se levantará el maíz como si lo estiraran.- Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.- Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra.- Espérenos usted, señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es contra el Llano... No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho... Espérenos usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...
Pero él no nos quiso oír.
Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando.
Melitón dice:-Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice:-¿Qué?
Yo no digo nada. Yo pienso: "Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar así. El calor, que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los remolinos."
Melitón vuelve a decir:-Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas.-¿Cuáles yeguas? -le pregunta Esteban.
Yo no me había fijado bien a bien en Esteban. Ahora que habla, me fijo en él. Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo, y debajo del gabán saca la cabeza algo así como una gallina.
Sí, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos dormidos y el pico abierto como si bostezara. Yo le pregunto:-Oye, Teban, ¿de dónde pepenaste esa gallina?-Es la mía- dice él.-No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, eh?-No la merqué, es la gallina de mi corral.-Entonces te la trajiste de bastimento, ¿no?-No, la traigo para cuidarla. Mi casa se quedó sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso me la traje. Siempre que salgo lejos cargo con ella.-Allí escondida se te va a ahogar. Mejor sácala al aire.
Él se la acomoda debajo del brazo y le sopla el aire caliente de su boca. Luego dice:-Estamos llegando al derrumbadero.
Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Esteban. Nos hemos puesto en fila para bajar la barranca y él va mero adelante. Se ve que ha agarrado a la gallina por las patas y la zangolotea a cada rato, para no golpearle la cabeza contra las piedras.
Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo desde nosotros como si fuera un atajo de mulas lo que bajara por allí; pero nos gusta llenarnos de polvo. Nos gusta. Después de venir durante once horas pisando la dureza del Llano, nos sentimos muy a gusto envueltos en aquella cosa que brinca sobre nosotros y sabe a tierra.
Por encima del río, sobre las copas verdes de las casuarinas, vuelan parvadas de chachalacas verdes. Eso también es lo que nos gusta.
Ahora los ladridos de los perros se oyen aquí, junto a nosotros, y es que el viento que viene del pueblo retacha en la barranca y la llena de todos sus ruidos.
Esteban ha vuelto a abrazar su gallina cuando nos acercamos a las primeras casas. Le desata las patas para desentumecerla, y luego él y su gallina desaparecen detrás de unos tepemezquites.-¡Por aquí arriendo yo! -nos dice Esteban.
Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo.
La tierra que nos han dado está allá arriba.

*_Texto Séptimo Básico_*

Desde allá

Emilia Pardo Bazán

Don Javier de Campusano iba acercándose a la muerte, y la veía llegar sin temor, arrepentido de sus culpas; confiaba en la misericordia de aquel que murió por tenerla de todos los hombres. Sólo una inquietud lo acuciaba algunas noches de esas en que el insomnio fatiga a los viejos.Pensaba que, faltando él, entre sus dos hijos y únicos herederos nacerían disensiones, acerbas pugnas y litigios por cuestión de hacienda. Era don Javier muy acaudalado propietario, muy pudiente señor; pero no ignoraba que las batallas más reñidas por dinero las traban siempre los ricos. Ciertos amarguísimos recuerdos de la juventud contribuían a acrecentar sus aprensiones. Acordábase de haber pleiteado largo tiempo con su hermano mayor; pleito intrincado, encarnízado, interminable, que empezó entibiando el cariño fraternal y acabó por convertirlo en odio sangriento. El pecado de desear a su hermano toda especie de males, de haber injuriado y difamado, y hasta, ¡tremenda memoria!, de haberlo esperado una noche en las umbrías de un robledal con objeto de retarle a espantosa lucha, era el peso que por muchos años tuvo sobre su conciencia don Javier. Con la intención había sido fratricida, y temblaba al imaginar que sus hijos, a quienes tanto amaba, llegasen a detestarse por un puñado de oro. La naturaleza había dado a don Javier elocuente ejemplo y severa lección: sus dos hijos, varón y mujer, eran mellizos; al enviarlos al mundo a la misma hora, Dios les había mandado imperatívamente que se amaran; y herida desde su nacimiento la imaginación de don Javier, sólo cavilaba en que podían, sin embargo, aborrecerse hasta llegar al crimen. Para evitar que los celos de la ternura paternal engendrasen el odio, don Javier dio a su hijo la carrera militar y lo tuvo casi siempre apartado de sí; sólo cuando conoció que la vejez y los achaques lo empujaban a la tumba llamó a José María y permitió que sus cuidados filiales alternasen con los de María Josefa. A fuerza de reflexiones, el viejo había formado un propósito, y empezó a cumplirlo llamando aparte a su hija, en gran secreto, y diciéndole: -Hija mía, antes de que llegue tu hermano tengo que enterarte de algo que te importa. Óyeme bien, y no olvides ni una sola de mis palabras. No necesito afirmar que te quiero mucho; pero, además, tu sexo debe ser protegido de un modo especial y recibir mayor favor. He pensado en mejorarte, sin que nadie te pueda disputar lo que te regalo. Así que yo cierre los ojos..., así que reces un poco por mí..., te irás al cortijo de Guadeluz, y en la -sala baja, donde está aquel arcón muy viejo y muy pesado que dicen es gótico, contarás a tu izquierda, desde la puerta, dieciséis ladrillos -¡fíjate, dieciséis!, una onza de ladrillos, ¿entiendes? - y levantarás el que hace diecisiete, que tiene como la señal de una cruz, y algunos más alrededor. Bajo los ladrillos verás una piedra y una argolla; la piedra, recibida con argamasa fuerte. Quitarás la argamasa, desquiciarás la piedra y aparecerá un escondrijo y en él un millón de reales en peluconas y centenes de oro. ¡Son mis ahorros de muchos años! El millón es tuyo, sólo tuyo; a ti te lo dejo en plena propiedad. Y ahora, chitón, y no volvamos a tratar este asunto. ¡Cuando yo falte ... ! María Josefa sonrió dulcemente, agradeció en palabras muy tiernas, y aseguró que deseaba no tener jamás ocasión de recoger el cuantioso legado. Llegó José María aquella misma noche y ambos hermanos, relevándose por turno, velaron a don Javier, que decaía a ojos vistas. No tardó en presentarse el último trance, la hora suprema, y en medio de las crispaciones de una agonía dolorosa, notó María Josefa que el moribundo apretaba su mano de un modo significativo, y creyó que los ojos, vidriosos y sin luz interior, decían claramente a los suyos: "Acuérdate, dieciséis ladrillos... Un millón de reales en peluconas..." Los primeros días después del entierro se consagraron, naturalmente, al duelo y a las lágrimas, a los pésames y a las efusiones de tristeza. Los dos hermanos, abatidos y con los párpados rojos, cambiaban pocas palabras, y ninguna que se refiriese a asuntos de interés. Sin embargo, fue preciso abrir el testamento; hubo que conferenciar con escribanos, apoderados y albaceas, y una noche en que José María y María Josefa se encontraban solos en el vasto salón de recibir, y la luz desfallecida del quinqué hacía, al parecer, visibles las tinieblas, la hermana se aproximó al hermano, lo tocó en el hombro, y murmuró tímidamente, en voz muy queda: -José María, he de decirte una cosa..., una cosa muy rara... de papá. -Di, querida ... ¿Una cosa rara? -Sí, verás ... No te admires... Hay un millón de reales en monedas de oro, escondido en el cortijo de Guadeluz. -¡No, tonta! -exclamó sobrecogido y con súbita vehemencia José María-. No has entendido bien. ¡Ni poco ni mucho! Donde está oculto ese millón es en la Corchada. -¡Por Dios, Joselillo! Pero si papá me lo explicó divinamente, con pelos y señales... Es en la sala baja; hay que contar dieciséis ladrillos a la izquierda, desde la puerta, y al diecisiete está la piedra con argolla que cubre el tesoro. -¡Te aseguro que te equivocas, mujer! Papá me dio tales pormenores, que no cabe dudar. En la dehesa, junto al muro del redil viejo, que ya se abandonó, existe una especie de pilón donde bebía el ganado. Detrás hay una arqueta medio arruinada, y al pie de la arqueta una losa rota por la esquina. Desencajando esa losa se encuentra un nicho de ladrillo, y en él un cofrecillo con un millón de peluconas y centenes... -Hijo del alma, ¡pero si es imposible! Créeme a mí, cuando papá te llamó estaba ya peor, muy en los últimos; quizá la cabeza suya no andaba firme, ipobrecíto! Yo tengo sus palabras aquí esculpidas... -María - declaró José cogiendo la mano de la joven, después de meditar un instante -, lo cierto es que hay dos depósitos, y sólo así nos entenderemos. Papá me advirtió que me dejaba ese dinero exclusivamente a mí... -Y a mí que el de Guadeluz era únicamente mío... -¡Pobre papá! murmuró conmovido el oficial ¡Qué cosa más extraña! Pues... si te parece, lo que debe hacerse es ir a Guadeluz primero y a la Corchada después. Así saldremos de dudas. ¡Qué gracioso sería que no hubiese sino uno! -Dices bien confirmó María Josefa triunfante Primero adonde yo digo, ¡verás cómo allí está el tesoro! -Y también porque tuviste el acierto de hablar antes, ¿verdad, chiquilla? Has de saber... que yo no te lo decía porque temía afligirte; podías creer que papá te excluía, que me prefería a mí.... ¿qué sé yo? Pensaba sacar el depósito y darte la mitad sin decirte la procedencia. Ahora veo que fui tonto. -No, no; tenías razón -repuso María, confusa y apurada -. Soy una parlanchina, una imprudente. Debió prevenírseme eso... Debí buscar el tesoro y hacer como tú, entregártelo sin decir de dónde venía... ¡Qué falta de pesquis! -Pues yo deploro que te hayas adelantado -contestó sinceramente José, apretando los finos dedos de su hermana. De allí a pocos días los mellizos hicieron su excursión a Guadeluz y encontraron todo puntualmente como lo había anunciado María Josefa. El tesoro se guardaba en un cofrecito de hierro cerrado; la llave no apareció. Cargaron el cofre, y sin pensar en abrirlo siguieron el viaje a la Corchada, donde al pie de la derruida arqueta hallaron otra caja de hierro también de igual peso y volumen que la primera. Lleváronse a casa las dos cajas en una sola maleta; encerráronse de noche, y José María, provisto de herramientas de cerrajero, las abrió, o mejor dicho, forzó y destrozó el cierre. Al saltar las tapas, brillaron las acumuladas monedas, las hermosas onzas y las doblillas; los hermanos, sin contarlas, unieron ambos caudales y los derramaron sobre la mesa, donde se mezclaron como Pactolos que confunden sus aguas maravillosas. De pronto María se estremeció. -Mira, José María, en el fondo de mi caja hay un papel arrollado. -Y otro en la mía - observó el hermano. -Es letra de papá. -Letra suya es. -El tuyo, ¿qué dice? -Aguarda.... acerca la luz... Dice así: "Hijo mío, si lees esto a solas, te compadezco y te perdono; si lo lees en compañía de tu hermana, salgo del sepulcro a bendecirte..." -El sentido del mío es idéntico - exclamó después de un instante, sollozando y riendo a la vez, María Josefa. Los mellizos soltaron los papeles, y por encima del montón de oro, pisando monedas esparcidas en la alfombra, se tendieron los brazos y estuvieron abrazados buen rato.